Agradecer a todos los amigos, cercanos y a medios, su solidaridad y cercanía.
Queremos dar a conocer también que mi sobrina Eymi Sofía Narváez Rodríguez, estaba en el carro siniestrado en Coconuco, acaba de fallecer.
Ahora me llega su abrazo y sus palabras de "tío, tío y pum beso fulminante en mi mejilla", un acto de esos que ya quedan pocos y genuinos de afectos verdaderos.
He aprendido en la desgracia: hay veces que no puedes salir a la calle o realizar un viaje por un hecho casual inoportuno o un percance de nada que te hizo perder treinta segundos o dos minutos de tu "valioso tiempo", te enfadas, le echa la culpa a todo por todo pero no sabes que ese percance mínimo de tiempo te ha salvado la vida.
Sofía todos llegaremos a ti, unos más temprano, otros más tarde, pero todo llegaremos. Eso me hace humilde, noble y sencillo en el trato con el otro.