Por Luis Felipe Narváez
La historia nos enseña una lección recurrente: la toma por parte del Ejército Nacional de Marquetalia, Casa Verde y Los Pozos en el Caguán, tiene su eco hoy en el cañón del Micay.
Estos movimientos tácticos, inherentes a las guerrillas móviles e irregulares, buscan asegurar la supervivencia frente a un adversario con mayor poderío. En esta estrategia de repliegue guerrillero resuenan las palabras de Mao Zedong: "El enemigo avanza, nos retiramos; el enemigo se detiene, lo hostigamos; el enemigo se cansa, lo atacamos; el enemigo se retira, lo perseguimos". La improvisación militar de la ofensiva en el Cauca y el Valle ha traído de nuevo la presencia de hombres armados irregulares a las montañas del Huila. La historia, al parecer, ofrece lecciones que no siempre se aprenden.
Hoy, el departamento del Huila se enfrenta nuevamente a la creciente presencia de grupos armados irregulares en una gran parte de su extensión territorial rural.
Hoy, Pitalito se encuentra sitiada por estos grupos irregulares, extendiéndose desde las zonas rurales de Acevedo, Palestina, Isnos y Oporapa, hasta las áreas colindantes entre Timaná y Suaza. Una estudiante de Pitalito me expresó esta semana que en su vereda no pueden salir de sus casas después de las nueve de la noche.
El deterioro del orden público es palpable, afectando gravemente a sectores vitales para la economía regional. La industria del turismo, particularmente sensible a este tipo de fenómenos, se encuentra en una situación económica límite.
La pasada Semana Santa dejó una huella desoladora en el sur del Huila. La esperada afluencia de turistas nacionales e internacionales hacia destinos emblemáticos como San Agustín y su parque arqueológico se vio significativamente reducida. Esta coyuntura impactó de manera severa a numerosas empresas de servicios y a las familias que dependen directamente de la actividad turística.
A la preocupación inmediata se suma la incertidumbre que se cierne sobre el futuro cercano: las reservas para los meses de junio, julio y agosto permanecen estancadas, un claro reflejo del creciente deterioro en la percepción de seguridad regional, un fenómeno que algunos describen con la inquietante analogía de una "caucanización del orden público en el Huila".
*Docente USCO