El blue heeler, también conocido como pastor ganadero australiano, es una raza que tuvo su origen en el siglo XIX, cuando los colonos británicos en Australia necesitaban un perro que pudiera soportar las duras condiciones del clima y el terreno australianos para manejar el ganado.
Para lograrlo, cruzaron perros como los smithfield y dingos salvajes locales, añadiendo posteriormente razas como el dálmata y el kelpie.
El resultado fue un perro robusto, resistente y extremadamente eficiente en el pastoreo, cualidades que lo convirtieron en una herramienta indispensable para las actividades ganaderas en Australia y un símbolo de la cultura rural del país.
Físicamente, los blue heelers son de tamaño mediano, musculosos y compactos, con un pelaje corto y denso que los protege de las inclemencias del tiempo.
Su carácter se define por su inteligencia, energía y lealtad, lo que los hace no solo excelentes trabajadores, sino también compañeros ideales para familias activas. Su esperanza de vida promedio es de entre 12 y 15 años, lo que los sitúa en la media de longevidad para perros de tamaño similar. Sin embargo, el caso de Bluey, que vivió casi 30 años, representa una excepción extraordinaria.
Estudios sobre la longevidad de esta raza han sugerido que factores como su alto nivel de actividad física, dieta equilibrada y genética podrían contribuir a extender su vida, pero Bluey sigue siendo un caso único que desafía las expectativas comunes de la raza.