Por Alfonso Vélez Jaramillo
Periodista y abogado
En el Congreso aparecieron los oportunistas y le ensamblaron varios “micos” a la Ley 2432 de 2024, que oficializa la conmemoración del centenario de la novela "La Vorágine". Se incluyeron nuevos artículos que no estaban en el proyecto original, favoreciendo directamente a ciertas personas y desdibujando el sentido impersonal y general que debería tener una ley.
La Vorágine, de José Eustasio Rivera Salas, es una de las obras más significativas de la literatura hispanoamericana. Su primera edición salió en noviembre de 1924, y este centenario es un homenaje histórico, cultural y material por su valioso aporte, que ha inspirado a numerosos trabajos literarios.
Homenajes y proyectos loables
La Ley ordena:
1- Una reedición conmemorativa de la primera edición de La Vorágine para bibliotecas y centros educativos oficiales.
2- La reasignación de recursos al Gobierno nacional para el Centro Cultural e Histórico José Eustasio Rivera Salas, en su casa natal (hoy sede de Migración Colombia en Neiva).
3-El traslado de los restos de José Eustasio Rivera del Cementerio Central de Bogotá a Neiva, donde nació el 19 de febrero de 1888.
4-La emisión de una estampilla conmemorativa y la autorización al Banco de la República para crear una unidad monetaria alusiva a la primera edición de la novela.
5- La inclusión en el Presupuesto nacional de partidas para crear y patrocinar, cada dos años, el “Premio Internacional de Novela José Eustasio Rivera”, organizado por una comisión prevista en la ley.
Además, la Ley otorga la máxima condecoración póstuma a la obra literaria La Vorágine por parte del Congreso de la República, reconociéndola como una de las novelas más estudiadas y un baluarte de las letras y la cultura colombiana. También declara patrimonio histórico y cultural la “Casa Arana” en el Putumayo, escenario de la barbarie ejecutada por la multinacional cauchera, como símbolo de no repetición.
*Críticas y controversias*
Sin embargo, no todo es loable. El trabajo de Melquisedec Torres Ortiz, impulsor de la conmemoración, se vio empañada por la aparición de obras de cemento, una numerosa comisión de más de 30 miembros y la adjudicación directa de contratos, algo prohibido en una ley.
Uno de los aspectos más cuestionables es la inclusión de la edición de la cuarta publicación de la obra José Eustasio Rivera, Una Vida Azarosa en dos tomos de Félix Ramiro Lozada Flórez, quien no es el biógrafo oficial de Rivera. El biógrafo oficial es el chileno Eduardo Neale-Silva, autor de Horizonte humano: Vida de José Eustasio Rivera (México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1960), considerado el único biógrafo serio del autor. Neale-Silva, profesor de la Universidad de Wisconsin, quien dedicó más de 20 años a investigar la vida de Rivera antes de publicar su extensa y única biografía.
Lozada, por su parte, fue director de la Bienal de Novela, y su salida no tuvo buenos antecedentes. Según fuentes cercanas, su gestión estuvo marcada por irregularidades y falta de transparencia, un asunto que debería ser confrontado por sus directivas y la sociedad del Huila.
Exclusiones inexplicables
Paradójicamente, la Ley no hace mención a la “Bienal Internacional de Novela José Eustasio Rivera”, organizada por la Fundación Tierra de Promisión (artículo 4º, Ley 42 de 1988), con apoyo de la Alcaldía y el Concejo Municipal de Neiva. Tampoco incluye a la Universidad de Caldas, la única que cuenta con el Museo de José Eustasio Rivera, que alberga 173 referencias de sus últimos años y años posteriores a su muerte. Según el Diario La Patria, este museo conserva cartas, fotografías, cuadros, recibos, negativos, recortes de periódicos, libros firmados por el autor e incluso la silla que utilizaba en Nueva York, todo en el Centro Cultural Rogelio Salmona de la Universidad de Caldas.
Proyectos adicionales cuestionables
La Ley también ordena declarar patrimonio cultural e histórico lugares emblemáticos de Sogamoso, Tunja, Duitama, Firavitoba y Santa Rosa de Viterbo, vinculados a la novela. Además, incluye proyectos como:
1. La construcción del malecón turístico José Eustasio Rivera en Orocué, Casanare.
2.La casa de pensamiento de la mujer indígena “La Vorágine” en Inírida, Guainía, “por ser 13 veces nombrada en la obra”.
3. La construcción de una casa indígena en Calamar, Guaviare.
4. La adecuación del parque central de Calamar, incluyendo un busto del escritor.
5. La construcción de la biblioteca José Eustasio Rivera en Orocué, Casanare.
6.La restauración y reubicación del busto del escritor en Sogamoso, Boyacá, frente a la casa donde vivió y comenzó a escribir La Vorágine.
7. La adecuación de la Casa de la Cultura de Sogamoso como Centro de Memoria Vorágine y Centro de Formación de Escritores de Boyacá.
Si bien estos proyectos podrían ser beneficiosos, su inclusión en la Ley parece más un intento de repartir recursos y favores políticos que un verdadero homenaje a la obra de Rivera.
Conclusión: Un homenaje manchado por el oportunismo
La conmemoración del centenario de "La Vorágine" es una oportunidad invaluable para celebrar una de las obras cumbres de la literatura colombiana. Sin embargo, la Ley 2432 de 2024, aunque bien intencionada, ha sido manchada por la inclusión de artículos que benefician a intereses particulares y por la exclusión de actores clave, como la Universidad de Caldas. Es imperativo que las leyes culturales se diseñen con transparencia y enfoque en el bien común, evitando que los homenajes se conviertan en plataformas para el oportunismo. Solo así podremos honrar verdaderamente el legado de José Eustasio Rivera y su obra maestra.