Por Luis Felipe Narváez
Tata, cada día que pasa, admiro más tu tenacidad, tu disciplina para sacar adelante los objetivos planteados, velar por tu gente, tu don de padre en el cuidado de tus hijos y esposa.
Un reconocimiento al líder visionario del siglo XXI, donde la sociedad del conocimiento y la solidaridad marcan la diferencia.
Sancho le pregunta a Tata: «Geovanny, estás tan raro, que no te alcanza ni para ser concejal de este pueblo laboyano».
Responde Tata: «Nuestra "democracia", esos gigantes de viento, son un mercado persa, donde se ofrece como mejor postor. El modelo neoliberal acentúa esa condición de mercancía del votante. Solo queda combatirlo con mis armas: cultura, acción, perseverancia y solidaridad. ¡A por ellos!».
Tata, Geovanny Rojas Mosquera, tu gesta ha superado a cualquier alcalde de Pitalito, en este territorio de la Mancha Laboyano, un lugar perdido en el Valle del Laboyos. Allí, la corrupción campa a sus anchas, y las palabras que lo abrigan son tan solo eso, palabras. La población, mientras tanto, se convierte en artista, apreciando el arte desde la calle. Un Quijote soñador que ha vuelto realidad su quimera.
